Cuando hablamos del reto de una gestión de la tecnología orientada al cliente hablamos de algo más allá de una mera cuestión tecnológica. En la actual era digital es necesario transformarnos para alcanzar un cambio de valor para nuestra organización.
Lograrlo requiere de un componente cultural y de una transformación organizacional muy significativa, que exigirá cambiar aspectos del modelo de gestión.
La inversión en tecnología debe orientarse principalmente en la liberación de los datos para aprovechar todo su potencial.
Lo principal para alcanzar estos objetivos es enfocarnos en los clientes, por lo que la información de calidad es vital para tener una buena visión de lo que quieren y necesitan. Solo mediante la obtención de datos correctos es posible tomar mejores decisiones de forma ágil, oportuna y confiable.
En pocas palabras, la orientación al cliente alinea todas las actividades empresariales con las actividades de los mismos, así como sus necesidades o problemas.

¿Por qué gestionar la tecnología orientada al cliente?
Como ya lo mencionamos, únicamente con datos de calidad podemos conseguir una visión única del cliente que nos proporcione esas ventajas competitivas.
Las organizaciones centradas en el cliente entienden a sus clientes, les sitúa en la parte superior de su estrategia y les considera el centro de sus valores. Lo que les permite generar ingresos (adicionales) tan sólo por poner a los clientes en el centro de todos sus procesos y de esta forma alcanzarles, comprometerles y satisfacerles de la mejor manera.
La tecnología en las organizaciones orientadas al cliente se encarga de apoyar a la organización entera y a todos los procesos de negocio basados en las necesidades, requisitos, interacciones y decisiones.
Lo que significa que, el cliente es tanto el consumidor final, como un empleado o socio interno o externo de la organización. Ya que sus datos ayudan a optimizar los procesos de la empresa, que al final del día trabaja para satisfacer sus necesidades.